Dejadme que hoy os hable de la Ciudad Ducal. Se trata de un maravilloso rincón de la provincia de Ávila. Concretamente se encuentra en Las Navas del Marqués, así que está a un paso de Ávila o de Madrid.
Y bien que merece dar la pena ese paso para perderse por un entorno privilegiado sembrado de bosques, embalses mágicos, cascadas e incluso un mirador nacido del estudio del mismísimo Gustave Eiffel.
De todo esto y mucho más os hablamos en este artículo.
Lo primero que habría que apuntar al hablar de la Ciudad Ducal, es que ésta es una urbanización privada de Las Navas del Marqués. Por eso, y aunque en principio el paso no está prohibido y se puede pasear libremente por sus alrededores, debemos ser súper respetuosos al caminar por allí.
LA RUTA DE LA CIUDAD DUCAL
Después de atravesar la urbanización, nosotros dejamos el coche en el aparcamiento que se encuentra en la plaza de la Duquesa. Está junto a la piscina.
Desde allí mismo sale ya un camino en descenso que te lleva al lago de la Ciudad Ducal. Esa pequeña bajada ya nos dio una idea de cómo iba a ser nuestro paseo del día: todo un auténtico regalo para los sentidos.
Creednos cuando os decimos que el lago de la Ciudad Ducal es un lugar idílico. Nosotros, además, hemos tenido la inmensa suerte de visitarlo en otoño. Así que los tonos anaranjados, amarillos, rojos y marrones abarrotaban una estampa de cuento de hadas.
Sólo por ver este paraje la visita ya os habrá merecido la pena. Sentarse en uno de sus bancos y contemplar el espectáculo es todo un lujo al alcance de nuestra mano.
Desde uno de esos bancos contemplaréis, por ejemplo, un árbol que desafía la ley de la gravedad y que parece querer convertirse en puente sobre el lago. Espectacular.
Junto a lago vimos los antiguos impulsores de agua de la casa del guarda. Súper curioso.
RODEANDO EL LAGO
Y aunque como os decimos, podrías quedarte horas y horas mirando el agua, nosotros teníamos ganas de más. Así que emprendimos el camino para recorrer el lago.
Pisando hojas secas, encontrando setas y bajo imponentes robles y castaños fuimos rodeando la masa de agua. Nos encontramos un paso de ganado que a las niñas les encantó. Y que volvimos a ver al llegar a la presa.
Allí está el ‘Mirador de Loli’, desde donde se tiene otra perspectiva del lago. Pero también maravillosa, claro.
En este punto puedes regresar completando la pequeña ruta circular que rodea el agua. Pero nosotros decidimos alargar el recorrido y, en lugar de atravesar la presa, continuar ladera abajo.
Si queréis seguir la nuestra ruta podéis pinchar en este enlace para ver nuestra ruta en Wikiloc.
CAMINANDO JUNTO AL ARROYO
Si os gusta conocer sitios con encanto, os animamos a que vosotros también continuéis la ruta en ese momento.
En este punto, el camino transcurre junto a un arroyo cuyo sonido acompañará vuestros pasos. Y regala imágenes de pequeñas cascadas, saltos de agua y pasos de madera dignos de ser fotografiados.
Encontramos también una fuente y una caseta de ladrillo muy evocadores.
EL EMBALSE
La verdad es que se trata de un recorrido cómodo y sin complicaciones. Muy sencillo. Que sorprende cada poco tiempo con imágenes preciosas. Como la que encontramos al llegar al embalse de la Ciudad Ducal.
De mayor tamaño que el lago, este embalse también nos encantó. Y también cuenta con una presa.
De hecho, dejándola a a la derecha de nuestro caminar proseguimos nuestro camino ascendiendo entre pinos.
Al llegar a un cruce de caminos nos encaminamos, atravesando una puerta, hacia la parte final de la ruta, la que lleva al Mirador de Eiffel.
Pero antes de llegar a la torre, nosotros hicimos un pequeño alto en el camino para reponer fuerzas en un precioso merendero cubierto.
Desde allí ya queda sólo una pequeña subida hasta llegar a la atalaya en la que se encuentra el mirador de Eiffel.
EL MIRADOR DE EIFFEL
Y el broche ideal para esta estupenda ruta viene avalado ni más ni menos que por Gustave Eiffel. Sí, sí. El arquitecto responsable de la torre de París. Porque de sus talleres salió el mirador que vigila no sólo la Ciudad Ducal, sino buena parte de de la provincia de Ávila e, incluso, de Madrid.
Ubicado en una de las atalayas con las que cuenta Las Navas del Marqués, sus piezas se construyeron en 1873 en los talleres de Eiffel. Y se levantó como una torre de vigilancia de incendios.
La construcción es una maravilla. Levantada en hierro fundido y madera, cuenta con una curiosa escalera de caracol de doble rampa que da acceso al mirador en si.
Desde arriba se contempla las sierras de Guadarrama y la de Gredos. Y el jardín botánico que mandó construir en su día Ángela Pérez de Barradas, duquesa de Medinaceli y XV marquesa de Las Navas. Ella y la construcción de su casa de recreo fueron, a finales del siglo XIX, el germen de esta imponente urbanización y todo lo que la rodea: desde el lago del que os hablábamos al principio al propio mirador.
CÓMO LLEGAR
Llegar a la Ciudad Ducal es muy sencillo. Tanto si vais desde Ávila como si lo hacéis desde la Comunidad de Madrid.
Debéis tomar la CL-505, y a la altura del kilómetro 34 encontraréis un desvío que señaliza la Ciudad Ducal.
Después de un pequeño recorrido que está indicado, llegaréis a la urbanización. A la entrada hay una caseta de vigilancia, pero no encontraréis problemas para acceder. Recordad eso sí, como ya os decíamos al comienzo, que se trata de una urbanización privada, por lo que hay que respetar la privacidad y el descanso de los vecinos.
MÁS EXCURSIONES POR LA ZONA
Por cierto que si andáis por la zona de Las Navas del Marqués y Peguerinos, podéis aprovechar para conocer la Dehesa Boyal, otra ruta súper sencilla para hacer en familia y que combina arte y naturaleza.
O acercaros hasta Peguerinos, para conocer la Ruta de la Naranjera y el Mirador de Cuelgamuros. Os sorprenderá también.
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